Nació en Tepaltepec, Michoacán en 1882. Representó en el Congreso Constituyente reunido en Querétaro en los años 1916-1917 al distrito electoral de Aguililla, Michoacán.
En 1910 se dedicó a las labores del campo, que alternaba con los negocios comerciales. Al tener noticias de los levantamientos que ocurrían en toda nuestra República, encabezados en la frontera norte de nuestro país, para sacudir la dictadura del presidente Porfirio Díaz, que tenía gobernando ya más de treinta años; Rafael Márquez se levantó en armas y en un lugar próximo a Parácuaro se unió a las fuerzas de José María Chávez y juntos todos se incorporaron a Marcos Méndez, que fue el Jefe de la Revolución Maderista en el Estado de Michoacán.
Cuando aconteció el asesinato del presidente Madero y se levantó en armas, en Coahuila, don Venustiano Carranza con el “Plan de Guadalupe”, ese levantamiento fue secundado también en Michoacán por el Comandante de las fuerzas maderistas en Huetamo, que lo era José Rentería Luviano. Para entonces Márquez se encontraba al lado de ese Jefe, y junto con las fuerzas que pasaron del Estado de Guerrero a Michoacán, encabezadas por el Gral. Gertrudis G. Sánchez, hicieron la campaña en contra de la dictadura de Victoriano Huerta, hasta ver consumado el triunfo en agosto de 1914.
Se encontraba al lado del general Rentería Luviano, ya con el grado de coronel, cuando se efectuaron las elecciones para diputados al Congreso Constituyente, entonces los vecinos del distrito electoral de Aguililla lo eligieron su representante, habiendo asistido a todas las sesiones de aquel histórico Congreso, firmando nuestra Constitución al terminar sus labores.
En el año de 1923 al ser sitiada la ciudad de Morelia por las fuerzas rebeldes “de la Huertista” el coronel Márquez fue uno de los defensores de dicha ciudad, habiéndole tocado estacionarse con sus soldados hacia el Sur de Morelia, adelante del Pueblo de Santa María. Hubo un momento difícil pues los rebeldes rodearon a Márquez, era inminente la caída de este en manos de la gente de su antiguo jefe Rentería Luviano, que pertenecía a los rebeldes delahuertista, y antes de verse aprehendido e irremisiblemente fusilado sacó una pistola y se dio un balazo en la cabeza; así terminó sus días aquel hombre valiente y fiel a sus principios, enero de 1923.
Romero Flores, Jesús, Historia del Congreso Constituyente 1916-1917, México, SEP, IIJ-UNAM e INEHRM, 2014, p. 112.
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